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Bueno, este pequeño blog me sirve para publicar pequeños relatillos sin importancia. No los leais, de verdad, que son una tontería

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13.12.06

FatMike se cabrea

Trabajar para Raquelerre implica que te tienes que relacionar con una serie de maleantes que se creen artistas y que no pasan de "hartistas" (por lo harto que me tienen)

Tras el concierto de Veracruz nos cruzamos con FatMike MC y su troupe. Leyendo este nombre cualquiera pensaría que este señor había salido del Bronx por lo menos... pero lo cierto es que sus primeros pasos (y muchos después) los dio en Calahorra, provincia de La Rioja.

Aprovechando que tenía cierta facilidad para los gorgoritos y una lengua supuestamente afilada se metió en esto de la música... y bueno, músico nunca llegó a ser, pero un productor creía en sus posibilidades como intérprete de hip hop.

Como intérprete la verdad... bueno, digamos que es la prueba viva de que hay quien tortura más a la audiencia que Raquelerre.

Pues todo esto viene a cuento de un pequeño roce que tuve con el angelito tras el antedicho concierto. Resulta que esta especie de sapo intentó ligarse a mi protegida. No es que me importase, pero como teníamos que coger un avión con destino a Aguascalientes tuve que interrumpir lo que él consideraba un flirteo, cosa que le cabreó.

- ¿Tú sabes quién soy? - me dijo.
- Sin duda. Pero tenemos que irnos.
- Seguro que pueden esperar por nosotros.- terció Raquelerre.
- Ni en sueños. Hay que irse.- dije yo, inflexible.
- A mi nadie me jode el plan.- dijo entonces FatMike. Cuesta creer que alguien quisiera acostarse con él... pero el dinero y la fama todo lo pueden.
- Siempre hay una primera vez.- le espeté, cogiendo a Raquelerre del brazo, que no estaba muy feliz con la respuesta de su Romeo.

FatMike se acercó a mi rodeado de dos de sus gorilas, dispuesto a reclamar sus derechos sobre mi protegida al estilo Neanderthal: con un basto y sin ninguna delicadeza.

Por suerte para mí, yo disponía de Macarrón y de un armario local que respondía al nombre de Max (sí, como el perro).

- Escúchame bien, cacho capullo.- me dijo.- Yo soy un artista importante y vosotros tres sois tres pringados. Así que apartaos.- Raquelerre no daba crédito, pero tampoco abría la boca, absolutamente perpleja ante todo lo que estaba pasando.
- Escúchame tú: un artista era Velázquez. Un artista era Mozart. Y el hecho de que te consideres un artista como ellos es como para enviarte a un psiquiátrico. No eres más que un montón de sebo con pretensiones que no tiene idea ni de cantar, ni de bailar y ni siquiera tienes la capacidad de componer esos rebuznos que sueltas en tus... err... ¿canciones?
- Ni se te ocurra criticar mi arte.- dijo, ofendido.- No tienes ni idea. Soy un artista comprometido. Mi fuerza está en las letras.
- ¿Fuerza? ¿Comprometido con qué? Tus canciones sólo dicen cuántas tías te follas (aunque no sea cierto), la pasta que tienes y lo mala que es la sociedad capitalista... aunque tu discográfica haya denunciado a varios de tus fans por bajarse tu disco de internet y tú hayas hecho declaraciones llamándoles ladrones. Vaya un artista concienciado: cuando me tocan la pasta, entonces hay que arrancarle la piel a quien sea.

Y dicho esto, cogí a Raquelerre del brazo y nos fuimos. Ya estoy hasta las pelotas de conciencias de boquilla.

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