De playas por Veracruz
La Capital de la Costa Esmeralda mexicana se llama Veracruz. Es una ciudad de gran tradición turística, y por lo mismo, con su área litoral destrozada y parasitada por decenas de resorts capaces de espantar hasta al arquitecto más hortera.
Lo bueno es que hay unas playas bastante aceptables al norte de la ciudad, y para mi sorpresa, Raquelerre consintió en ir conmigo. Le pregunté si no tenía miedo de los paparazzi, y ella me dijo que confiaba en darles esquinazo.
Para escabullirnos echamos mano de Paloma, una bailarina a la que apenas conocía pero que era bastante parecida en el físico a Raquel, y de hecho, la habían contratado en parte para cosas como esta.
Así que aprovechamos la primera oportunidad que tuvimos para dar esquinazo a los fotógrafos que nos seguían y allá nos fuimos ella, yo y tres chicas más: Patricia, Elisa y mi compañera de habitación, Sheila.
Alquilamos un coche a nombre de Patricia para no llamar mucho la atención y enfilamos en dirección a una de las playas del norte. Nos buscamos un lugar entre las rocas y allí nos quedamos.
La primera sorpresa para mí es que las chicas se pusieron a hacer topless con bastante naturalidad, como si no les importase que un chico estuviese delante... y por el hecho de que hasta donde sé, en México está prohibido. El hecho de que Raquelerre se lo quitara fue una sopresa mayor para mí que el de cualquiera de las otras, ya que no me la imaginaba haciendo esto... no sé cómo explicarlo sin parecer un machista espantoso, pero no me parecía del tipo de chica que se atreve a esto.
Felizmente no tuvimos muchas complicaciones aquí, salvo un par de curiosos que iban a sacar su cámara de fotos y que recibieron un par de comentarios bastante hirientes por mi parte. Eso refrenó a Elisa: su lengua es tan afilada que podría sacarle los ojos a una persona con una simple sonrisa.
Lo que no sabía es que todo esto me traería cola más adelante...
Anterior | Siguiente
Lo bueno es que hay unas playas bastante aceptables al norte de la ciudad, y para mi sorpresa, Raquelerre consintió en ir conmigo. Le pregunté si no tenía miedo de los paparazzi, y ella me dijo que confiaba en darles esquinazo.
Para escabullirnos echamos mano de Paloma, una bailarina a la que apenas conocía pero que era bastante parecida en el físico a Raquel, y de hecho, la habían contratado en parte para cosas como esta.
Así que aprovechamos la primera oportunidad que tuvimos para dar esquinazo a los fotógrafos que nos seguían y allá nos fuimos ella, yo y tres chicas más: Patricia, Elisa y mi compañera de habitación, Sheila.
Alquilamos un coche a nombre de Patricia para no llamar mucho la atención y enfilamos en dirección a una de las playas del norte. Nos buscamos un lugar entre las rocas y allí nos quedamos.
La primera sorpresa para mí es que las chicas se pusieron a hacer topless con bastante naturalidad, como si no les importase que un chico estuviese delante... y por el hecho de que hasta donde sé, en México está prohibido. El hecho de que Raquelerre se lo quitara fue una sopresa mayor para mí que el de cualquiera de las otras, ya que no me la imaginaba haciendo esto... no sé cómo explicarlo sin parecer un machista espantoso, pero no me parecía del tipo de chica que se atreve a esto.
Felizmente no tuvimos muchas complicaciones aquí, salvo un par de curiosos que iban a sacar su cámara de fotos y que recibieron un par de comentarios bastante hirientes por mi parte. Eso refrenó a Elisa: su lengua es tan afilada que podría sacarle los ojos a una persona con una simple sonrisa.
Lo que no sabía es que todo esto me traería cola más adelante...
Anterior | Siguiente
Etiquetas: raquelerre