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Contremo

Bueno, este pequeño blog me sirve para publicar pequeños relatillos sin importancia. No los leais, de verdad, que son una tontería

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8.2.06

En el paro

Lo malo de salir el día en que hay un concierto en tu ciudad es que la gente que luego va a los bares pide que sigan poniendo esa música. En el caso de Raquelerre, varios centenares de niñas de instituto adictas a la emisora líder en el país, Destak2 Radio Hits, invadieron la zona vieja y todos los garitos.

Exceptuando el veteranísimo Rocanrrol, con su selección de clásicos habitual (los Banana Monkeys, los Aeroflot, los Xtreme Liars y otros) y sus nuevos descubrimientos (A-Killers, Madrugón, RoqueRock y otros) todos los demás sucumbieron a la invasión de las fans y pusieron una y otra vez el primer single de la jefa de Elisa: Quiéreme, Bandido.

A él ya le salía por las orejas la puñetera canción, así que trató de refugiarse en el Rocanrrol, pero este se encontraba tan atestado por los asustados habituales de la zona vieja (muchos de los cuales hubieran preferido pelarse al cero antes que entrar en ese garito tan cutre y con su olor a porro característico... pero Raquelerre era demasiado para ellos)... así que se dirigió a su piso, completamente hastiado.

Al pasar por delante de la disco de moda de la ciudad, la Xtrazone, se encontró con Elisa.

- ¿ A dónde vas?- le preguntó.
- A casita... estoy de tu protegida hasta la napia.- frunció el ceño.- en todos los putos baretos, menos en el de los heavys.
- ¿Aún sigue abierto?- dijo ella. Le cogió y le llevó hacia la puerta de la Xtrazone.
- No puede pasar, no con chándal.- dijo el portero. Ella simplemente le enseñó la acreditación y ambos pasaron, ante la cara de circunstancias del hombre.

Avanzaron por el medio de la discoteca, y se metieron en un reservado, donde había tres personas. Ella le dijo que eran el jefe de la gira, el organizador del concierto y la jefa de maquillaje.

- Este es Alex.- dijo, para presentarle.

Estuvieron hablando un rato, y a él le quedó la sensación de que odiaban a la cantante, a la que en términos cariñosos llamaban "la piojosa esa", "esa idiota", "la niñata" y una interminable serie de apelativos por el estilo.

Elisa le dijo al jefe que él se había presentado "voluntario" para el puesto de asistente de Raquel... ante lo cual el hombretón se echó a reir. Álex aseguró que sólo se trataba de una broma.

- Ni loco quisiera yo ese trabajo.- le dijo, finalmente, entre sollozos.

A las siete de la mañana, se retiraron y pudo ver entre la gente a la cantante, seguida de cerca de una mujer de unos treinta años que parecía estar mascando clavos (era su asistente personal). Así en persona parecía mucho más pequeña que en la tele, pero tan desagradable como le habían dicho.

Se volvió a su casa pensando en nuevos sitios para echar su currículum



6.2.06

Despertar

El reloj comenzó a sonar, y él, adormilado, maldijo el haberlo puesto. Ayer había entregado la documentación para obtener el título, y hoy no tenía nada que hacer... bienvenido al paro ¿habría puesto el despertador por inercia? Un recuerdo nebuloso trepó por su consciencia hasta recordarle que en realidad tenía una cita: hoy llegaba Elisa a la ciudad.

Elisa era una de sus mejores amigas. La había conocido en una fiesta años atrás, durante su segundo año de carrera. Se enamoró perdidamente de ella... para descubrir que, en realidad, ella no estaba en absoluto interesada en los chicos. Más adelante ambos se enamoraron locamente de la misma chica, y tras un período en el que los tres vivieron una relación muy tormentosa, su objeto del deseo se fue con otro... y ellos dos se quedaron solos, pero mucho más unidos.

Después ella se fue a Barcelona a probar suerte y comenzó a trabajar para una empresa que llevaba giras de grupos. Repartía su tiempo entre España y América, coordinando la atención a los artistas y cuidando que sus caprichos estuviesen siempre a punto. Volvía a la ciudad porque últimamente estaba trabajando en la gira que presentaba el álbum debut de Raquelerre, la última revelación del pop español, que interpretaba con desparpajo temas rumberos, el pop más comercial, canciones de ritmos latinos y hasta se atrevía con el hip hop.

Todo ello hacía que a él le resultara particularmente aborrecible, y en silencio rezaba para que ella no le trajese de regalo merchandising de la diva postadolescente. Eso sí que no podría perdonárselo.

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- ¿Estás loco? ¿Cómo iba a traerte esa porquería?- le dijo ella.- Te juro que si no pagasen tan bien la mandaba a la mierda, a la criaja endiosada esa y a los cretinos de sus representantes. Hace tiempo que en los conciertos me encierro en los camerinos y con tapones en los oídos.

- ¿Tan malo es?- ella enarcó las cejas

- Si vuelvo a escuchar "Quiéreme, bandido" me meto en una secta satánica.- ambos rieron.

- Te comprendo: es mala de cojones... pero eso, no te quejes que al menos te pagan y viajas por todo el mundo.

- Estoy pensando en dejarlo.- removió distraidamente su café.- Verás, antes de ayer su última asistente personal presentó la dimisión y tengo que tratar con ella directamente. Es una niñata repelente. Con gusto le daba un par de hostias.- él no la recordaba tan beligerante.

- ¡Contrátame a mi!- dijo, completamente en broma.- Desde anteayer soy un parado... oficialmente desde ayer, que me inscribí en el INEM.

- No digas eso ni en broma. Desde que comenzó la gira, hace dos meses, ya ha tenido seis asistentes. Todas muy profesionales, muy serias... y acabaron hartísimas de ella.- sonrió.- Llevo sólo dos días teniendo que aguantarla y ya tengo ganas de estrangularla.

- Jaja, pues ya sabes... ¡contrátame!

- Muchachito... - dijo ella, cambiando de tema-: dentro de dos semanas nos vamos a México. Pasará bastante tiempo antes de que volvamos a vernos. Echaré de menos hablar contigo, como ahora, o por teléfono. Cuando vuelva espero que hayas encontrado a una buena chica, que no esté loca y que te adore.

Él sonrió, y más tarde se despidieron con un beso, como siempre.