Despertar
El reloj comenzó a sonar, y él, adormilado, maldijo el haberlo puesto. Ayer había entregado la documentación para obtener el título, y hoy no tenía nada que hacer... bienvenido al paro ¿habría puesto el despertador por inercia? Un recuerdo nebuloso trepó por su consciencia hasta recordarle que en realidad tenía una cita: hoy llegaba Elisa a la ciudad.
Elisa era una de sus mejores amigas. La había conocido en una fiesta años atrás, durante su segundo año de carrera. Se enamoró perdidamente de ella... para descubrir que, en realidad, ella no estaba en absoluto interesada en los chicos. Más adelante ambos se enamoraron locamente de la misma chica, y tras un período en el que los tres vivieron una relación muy tormentosa, su objeto del deseo se fue con otro... y ellos dos se quedaron solos, pero mucho más unidos.
Después ella se fue a Barcelona a probar suerte y comenzó a trabajar para una empresa que llevaba giras de grupos. Repartía su tiempo entre España y América, coordinando la atención a los artistas y cuidando que sus caprichos estuviesen siempre a punto. Volvía a la ciudad porque últimamente estaba trabajando en la gira que presentaba el álbum debut de Raquelerre, la última revelación del pop español, que interpretaba con desparpajo temas rumberos, el pop más comercial, canciones de ritmos latinos y hasta se atrevía con el hip hop.
Todo ello hacía que a él le resultara particularmente aborrecible, y en silencio rezaba para que ella no le trajese de regalo merchandising de la diva postadolescente. Eso sí que no podría perdonárselo.
- ¿Estás loco? ¿Cómo iba a traerte esa porquería?- le dijo ella.- Te juro que si no pagasen tan bien la mandaba a la mierda, a la criaja endiosada esa y a los cretinos de sus representantes. Hace tiempo que en los conciertos me encierro en los camerinos y con tapones en los oídos.
- ¿Tan malo es?- ella enarcó las cejas
- Si vuelvo a escuchar "Quiéreme, bandido" me meto en una secta satánica.- ambos rieron.
- Te comprendo: es mala de cojones... pero eso, no te quejes que al menos te pagan y viajas por todo el mundo.
- Estoy pensando en dejarlo.- removió distraidamente su café.- Verás, antes de ayer su última asistente personal presentó la dimisión y tengo que tratar con ella directamente. Es una niñata repelente. Con gusto le daba un par de hostias.- él no la recordaba tan beligerante.
- ¡Contrátame a mi!- dijo, completamente en broma.- Desde anteayer soy un parado... oficialmente desde ayer, que me inscribí en el INEM.
- No digas eso ni en broma. Desde que comenzó la gira, hace dos meses, ya ha tenido seis asistentes. Todas muy profesionales, muy serias... y acabaron hartísimas de ella.- sonrió.- Llevo sólo dos días teniendo que aguantarla y ya tengo ganas de estrangularla.
- Jaja, pues ya sabes... ¡contrátame!
- Muchachito... - dijo ella, cambiando de tema-: dentro de dos semanas nos vamos a México. Pasará bastante tiempo antes de que volvamos a vernos. Echaré de menos hablar contigo, como ahora, o por teléfono. Cuando vuelva espero que hayas encontrado a una buena chica, que no esté loca y que te adore.
Él sonrió, y más tarde se despidieron con un beso, como siempre.
Elisa era una de sus mejores amigas. La había conocido en una fiesta años atrás, durante su segundo año de carrera. Se enamoró perdidamente de ella... para descubrir que, en realidad, ella no estaba en absoluto interesada en los chicos. Más adelante ambos se enamoraron locamente de la misma chica, y tras un período en el que los tres vivieron una relación muy tormentosa, su objeto del deseo se fue con otro... y ellos dos se quedaron solos, pero mucho más unidos.
Después ella se fue a Barcelona a probar suerte y comenzó a trabajar para una empresa que llevaba giras de grupos. Repartía su tiempo entre España y América, coordinando la atención a los artistas y cuidando que sus caprichos estuviesen siempre a punto. Volvía a la ciudad porque últimamente estaba trabajando en la gira que presentaba el álbum debut de Raquelerre, la última revelación del pop español, que interpretaba con desparpajo temas rumberos, el pop más comercial, canciones de ritmos latinos y hasta se atrevía con el hip hop.
Todo ello hacía que a él le resultara particularmente aborrecible, y en silencio rezaba para que ella no le trajese de regalo merchandising de la diva postadolescente. Eso sí que no podría perdonárselo.
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- ¿Estás loco? ¿Cómo iba a traerte esa porquería?- le dijo ella.- Te juro que si no pagasen tan bien la mandaba a la mierda, a la criaja endiosada esa y a los cretinos de sus representantes. Hace tiempo que en los conciertos me encierro en los camerinos y con tapones en los oídos.
- ¿Tan malo es?- ella enarcó las cejas
- Si vuelvo a escuchar "Quiéreme, bandido" me meto en una secta satánica.- ambos rieron.
- Te comprendo: es mala de cojones... pero eso, no te quejes que al menos te pagan y viajas por todo el mundo.
- Estoy pensando en dejarlo.- removió distraidamente su café.- Verás, antes de ayer su última asistente personal presentó la dimisión y tengo que tratar con ella directamente. Es una niñata repelente. Con gusto le daba un par de hostias.- él no la recordaba tan beligerante.
- ¡Contrátame a mi!- dijo, completamente en broma.- Desde anteayer soy un parado... oficialmente desde ayer, que me inscribí en el INEM.
- No digas eso ni en broma. Desde que comenzó la gira, hace dos meses, ya ha tenido seis asistentes. Todas muy profesionales, muy serias... y acabaron hartísimas de ella.- sonrió.- Llevo sólo dos días teniendo que aguantarla y ya tengo ganas de estrangularla.
- Jaja, pues ya sabes... ¡contrátame!
- Muchachito... - dijo ella, cambiando de tema-: dentro de dos semanas nos vamos a México. Pasará bastante tiempo antes de que volvamos a vernos. Echaré de menos hablar contigo, como ahora, o por teléfono. Cuando vuelva espero que hayas encontrado a una buena chica, que no esté loca y que te adore.
Él sonrió, y más tarde se despidieron con un beso, como siempre.
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