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Bueno, este pequeño blog me sirve para publicar pequeños relatillos sin importancia. No los leais, de verdad, que son una tontería

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6.4.06

En el paro

Lo malo de salir el día en que hay un concierto en tu ciudad es que la gente que luego va a los bares pide que sigan poniendo esa música. En el caso de Raquelerre, varios centenares de niñas de instituto adictas a la emisora líder en el país, Destak2 Radio Hits, y compulsivas enviadoras de SMS al reality "Sé tu mismo" invadieron la zona vieja y todos los garitos.

Exceptuando el veteranísimo Rocanrrol, con su selección de clásicos habitual (los Banana Monkeys, los Aeroflot, los Xtreme Liars y otros) y sus nuevos descubrimientos (A-Killers, Madrugón, RoqueRock y otros) todos los demás sucumbieron a la invasión de las fans y pusieron una y otra vez el primer single de la jefa de Elisa: Quiéreme, Bandido.

Como ya me salía por las orejas la puta canción, traté de refugiarme en el Rocanrrol, pero este se encontraba tan atestado por los asustados habituales de la zona vieja (muchos de los cuáles hubieran preferido pelarse al cero antes que entrar en ese garito tan cutre y con su olor a porro característico... pero Raquelerre era demasiado para ellos)... así que me fui al piso muertísimo del asco.

Al pasar por delante de la disco de moda de la ciudad, la Xtrazone, me crucé con Elisa.

- ¿ A dónde vas?- me preguntó.
- A casita... estoy de tu protegida hasta la napia.- frunció el ceño.- en todos los putos baretos, menos en el de los heavys.
- ¿Aún sigue abierto?- dijo ella. Me enganchó de las solapas y me llevó hacia la puerta de la Xtrazone.
- No puede pasar, no con chándal.- dijo el portero. Ella simplemente le enseñó la acreditación y pasamos, ante la cara de circunstancias del hombre.

Avanzamos por el medio de la discoteca, y nos fuimos a un reservado, donde había tres personas. Ella me los presentó como el jefe de la gira, el organizador del concierto y la jefa de maquillaje.

- Este es Alex.- dijo, para presentarme.

Tras una amable conversación en la que se refirieron a Raquelerre en términos cariñosos como "la piojosa esa", "esa idiota", "la niñata" y una interminable serie de apelativos por el estilo y mucho menos decorosos, comencé a intuir que, efectivamente, no recibiría una postal por navidad cuando la gira terminase.

Elisa le dijo al jefe que me había presentado "voluntario" para el puesto de asistente de Raquel... ante lo cual el hombretón se echó a reir. Aseguré que era una broma

- Ni loco quisiera yo ese trabajo.- me dijo, finalmente, entre sollozos y carcajadas.

A las siete de la mañana, se retiraron y pude ver entre la gente a la cantante, seguida de cerca de una mujer de unos treinta años con cara de vinagre que parecía estar mascando clavos y a punto de iniciar una matanza indiscriminada (era su nueva y flamante asistente personal). Así en persona parecía mucho más pequeña que en la tele, pero tan desagradable como le habían dicho.

Así que me volví a casa pensando en que al día siguiente tendría que enviar algunos currículums

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